jueves, febrero 14, 2008

Nos cascotean el rancho (6)

En una entrada anterior de esta serie, dedicada a la próxima caída a tierra del satélite espía norteamericano USA 193, daba detalles y suposiciones acerca de cómo podría suceder este acontecimiento.

Pero hay cambio de planes.

Parece que ahora, en vez de dejar que la gravedad decida en qué lugares de la Tierra caerán los restos del satélite, se decidieron por tomar la iniciativa y la Armada Norteamericana derribará al USA 193 con un misil en a lo sumo once días más.

Oficialmente se informó que la razón para el derribo del satélite no es garantizar la destrucción de tecnología secreta —pues es probable que la mayoría del material clasificado se queme en la re-entrada— sino para prevenir la generación de gases letales a partir de una cantidad importante de combustible abordo de la nave —después de todo, no tuvo casi oportunidad de usarlo—. También es una oportunidad para que la Marina Norteamericana ponga a prueba sus lanzadores de misiles balísticos desde sus naves de combate. El USS Decatur (en la imagen, imagen ampliada) estuvo probando estos sistemas el año pasado, denominado Aegis SM-3, diseñados para interceptar misiles en las capas superiores de la atmósfera. El alcance de este sistema es de 160 km, altura a la que el USA 193 descendería en los próximos días —recordemos que desciende poco más de 500 m por día—.

A su vez, al producirse el impacto a esa altura de la atmósfera también se garantiza razonablemente que la basura generada por la destrucción del satélite caerá a tierra en pocos años más. Por ejemplo, en 1985 se destruyó el US ASAT a 250 km de altura y sus restos cayeron en aproximadamente veinte años. En cambio, en 2007 China destruyó un satélite bastante más alto, a 850 km de altura, y los miles de objetos producto de la explosión estarán en órbita por varios miles de años, con los consabidos inconvenientes para la navegación y utilización del espacio que ello genera.

El inconveniente del nuevo plan es político, porque la iniciativa norteamericana podría legitimizar la acción china, la que en su momento levantó numerosas y agrias críticas. Sin embargo, como decía más arriba, hay otro problema y éste es de orden sanitario.

Si los tanques de combustibles sobreviven a la re-entrada, el área afectada por la hidrazina cubriría el área de dos campos de fútbol y si ésta es inhalada, causaría efectos similares al cloro o amoníaco —una sensación de ardor o quemadura en los pulmones—. Sin embargo, podría ser mortal la inhalación de mucha hidrazina. Si el plan de impactar al USA 193 sigue adelante, un oficial adelantó que se lanzaría un misil y luego, en uno o dos días más, se evaluaría la necesidad de efectuar un segundo lanzamiento. También agregó que el intento de intercepción se haría luego de que el transbordador Atlantis aterrice.

Vía Universe Today y Wired. Más información, de carácter militar (enlaces en inglés).

Entrada anterior de la serie.